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XIV Jueves durante el año

Jesús dijo a sus apóstoles:

Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.

Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.

Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.

Palabra del Señor

Comentario

En Algo del evangelio de hoy Jesús nos dice: “Den gratuitamente porque han recibido gratuitamente”. Si recibiste gratuitamente el don de la fe, el don de creer en él, y creyendo podés mirar y vivir las cosas de otra manera, recibiste no solo el don de la fe, sino también recibiste a tu familia, tantos bienes, tantas cosas en tu vida que te ayudaron a ser lo que sos. Por eso, pensando en esto, tenemos que dar gratuitamente. Por eso el que se siente apóstol, llamado por Jesús, se siente agradecido. El que se siente apóstol no se siente “especial” y distinto a los demás por algo que consiguió por sus propios méritos. El que se siente apóstol es un hombre agradecido y es un hombre generoso, una mujer generosa. Por eso, para evangelizar no es necesario llevar nada material, porque lo mejor se lleva dentro. Lo mejor se lleva en el corazón. ¡Qué triste es cuando en la Iglesia no comprendemos esto, si pensamos que la evangelización está más dada por los medios que por el fin y por el corazón! ¡Qué triste cuando en la Iglesia opacamos el verdadero mensaje, por hacer tantas cosas para supuestamente, atraer y divertir, pero nos olvidamos de lo esencial!

La evangelización se da por generosidad, no se da por obligación. No vamos a predicar y a llevar el evangelio a los demás en nuestro trabajo, en nuestra familia, en la parroquia, en la comunidad, en el grupo, por una obligación moral, solo por un mandato de Jesús, sino porque nos reconocemos gratificados, nos reconocemos “agraciados” por él. Nos reconocemos “mirados” y amados por nuestro buen Dios y eso hace que, de golpe, por decir así, desborde nuestro corazón y tengamos ganas de decirle a los demás: “Mirá, yo recibí esto y como lo recibí te lo quiero dar, tengo para darte a Jesús, que es lo mejor que tengo en la vida.”

Qué lindo que es sentirse apóstol, sentirse amado y agraciado, sentirse elegido porque él nos amó primero y por eso tenemos ganas de mirar a los demás a los ojos y decirles: “Esto tengo para darte”.

Que hoy sea un día en el que demos gratuitamente, con paciencia, tantas cosas buenas que recibimos por gracia de Dios. Nada de lo que tenemos es real o estrictamente nuestro. Todo lo que recibimos, lo recibimos gracias a la gracia de Dios.

Ojalá que hoy nos sintamos agradecidos y esto nos permita no aferrarnos a nada. Por eso Jesús nos envía sin nada, nos envía a la “casa”, a los corazones de las personas, para que ahí podamos volcar todo lo nuestro, todo lo mejor que tenemos… el amor de Jesús.