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Fiesta de los Santos Arcángeles

Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez.»

«¿De dónde me conoces?», le preguntó Natanael.

Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.»

Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»

Jesús continuó: «Porque te dije: “Te vi debajo de la higuera”, crees. Verás cosas más grandes todavía.»

Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor

Comentario

En este día, «Fiesta de los Arcángeles», mi deseo es que, más allá del Evangelio, también aprendamos un poco más sobre lo que celebramos de estos Arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael. Los más importantes en la historia de toda la salvación; en realidad, de los únicos que se conoce su nombre tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

La palabra Arcángel viene de las palabras griegas «Arc» que significa «principal» y «ángel» que es «mensajero de Dios». Por eso, son los principales mensajeros de Dios.

La Biblia solo da el nombre de tres Arcángeles: Miguel, Rafael y Gabriel. Gabriel significa «la fuerza de Dios». En el Antiguo Testamento, San Gabriel Arcángel aparece en el libro de Daniel explicándole al profeta una visión del carnero y el chivo, en el capítulo 8, y también instruyéndolo en las cosas del futuro, en el capítulo 9. En los evangelios, san Lucas lo nombra anunciando a Zacarías el nacimiento de san Juan Bautista y, lo que ya conocemos, el anuncio a María, que concebiría y daría a luz a Jesús.

Por otro lado, Rafael en hebreo es «Dios te sana». El único libro que habla de san Rafael Arcángel es el de Tobías y figura en varios capítulos. Allí se lee que Dios envía a este Arcángel para que acompañe a Tobías en un viaje, en el que se casó con Sara.

Finalmente, Miguel significa «quién como Dios». El nombre del Arcángel Miguel viene del hebreo «Mija-El», que significa «quién como Dios» y que, según la tradición, fue el grito de guerra en defensa de los derechos de Dios cuando Lucifer se opuso a los planes de salvación y de amor de nuestro Padre, de nuestro buen Padre. La Iglesia siempre tuvo una gran devoción al Arcángel san Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los malos espíritus.

Pero vamos a Algo del Evangelio de hoy, que más allá del lindo diálogo con Natanael, Jesús dice una cosa muy importante que tiene que ver con la fiesta: «Verás cosas más grandes todavía. Verás el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre». Es Jesús quien claramente habla de la presencia de los ángeles, de estos seres espirituales, invisibles, que están presentes en nuestra vida, que son de una inteligencia superior, que no tienen cuerpo y, por supuesto, por eso no podemos verlos con nuestros ojos.

Nuestra fe nos enseña que existe un mundo invisible que supera todo lo que podemos imaginar. «Verás cosas más grandes todavía», dice el mismo Jesús. Hay cosas que todavía no vemos y algún día veremos. Como dice el apóstol san Pablo: «Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar aquello que Dios preparó para los que lo aman».

¿Y qué nos dice todo esto? ¿Qué nos enseña concretamente? Creo que, por un lado, nos da mucha esperanza y, además, una actitud diferente frente a la realidad. El mundo, gracias a Dios, no es solamente lo que vemos; tu vida no es solamente lo que ves; la vida de los demás no es solamente lo que vos podés observar. Es mucho más grande todavía. Y eso nos hace también pararnos frente a la realidad con una actitud distinta, una actitud humildad. Hay que ser humildes y reconocer que las cosas no son simplemente como las vemos, que no podemos reducir la realidad a lo que percibimos y vemos con los ojos que Dios nos regaló, sino que él nos tiene preparado algo mucho más grande todavía y que hoy existe.

Los ángeles son estos seres espirituales que están presentes en toda la historia de la salvación, para ayudarnos a llegar a ese mundo invisible que anhelamos, que son parte de esta realidad y no podemos todavía contemplar.

Dios Padre creó a los ángeles en función de Cristo. Son de Cristo. Fueron creados por él y para él. Y también están al servicio de él y, como están al servicio de él, están al servicio de nosotros, porque somos el Cuerpo de Cristo. Porque eso es lo que Dios quiere de nosotros: que nos acerquemos a su hijo Jesús.

Podemos también, especialmente hoy, pedirle a san Miguel –que es el gran Arcángel– que nos defienda en esta batalla dura de la vida, en esta lucha diaria por alcanzar la salvación, desterrando de nosotros todo el mal del corazón, con una parte de esa oración tan importante para la Iglesia que dice así: «San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla. Se nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio». Es una petición de protección. Pidámosle a san Miguel que nos ayude a estar atentos para rechazar la presencia de esos seres espirituales que buscan ir en contra de nuestra salvación, que buscan alejarnos del camino de Dios: «Por favor, san Miguel, san Rafael, san Gabriel, defiéndannos, ayúdennos, en este camino; en esta batalla tan difícil, pero tan linda, que es amar a Dios sobre todas las cosas».

Dios quiera que esta fiesta de estos santos Arcángeles nos ayuden a percibir y a pararnos frente a la realidad de una manera más humilde y más confiada, sabiendo que todo está en las manos de Dios y que siempre estamos protegidos por él y sus mensajeros.